Por años, variados autores han descrito al amor, basándose en su propio criterio y/o vivencia personal. Historias intensas, dramáticas, tiernas, tristes, etc… que reflejan la fuerza del verdadero amor, y de la lucha eterna que tiene con los celos, el odio, la envidia y el EGO.
Luego vienen los cuentos de hadas, donde la protagonista siempre vence los obstáculos que su enemigo (a) pone en su camino… su príncipe azul aparece, se besan, se casan, y viven felices para siempre.
Claro que eso no existe, nada es como en un cuento de hadas, todo es ficción, está claro que cada autor deseaba que su historia se volviera real, pero se toparon con que la vida es cruel, dura e inevitable.
En el presente la ciencia nos dice que “el amor” no es sino reacciones químicas en el cerebro que producen emoción, alegría y satisfacción al ver o estar frente al susodicho en turno que nos atrae, y también nos dice que esto tiene una duración de tres meses, por lo tanto el romance, el cortejo y todas las cursilerías atribuidas al amor son un fraude, mera publicidad.
En mi familia el amor no fue para siempre, por ello me atrevo a decir que este no existe.
Mi abuela materna (Henrietta Bazán) estuvo casada con mi abuelo (Martin Hazas) durante cuarenta años y de pronto un día mi abuelo decidió abandonar a mi abuela para irse a vivir con la vecina (diez años menor que él). Mi pobre abuela se deprimió tanto que dejo de sonreír, perdió las ganas de vivir y un año después falleció de tristeza.
Mi abuela paterna (Olga Zúñiga) le entrego los mejores años de su vida a mi abuelo (Patricio Ortega) y este la dejo por su secretaria (veinticinco años menor que él). Nunca se casaron, vivieron en unión libre durante cuarenta y tres años, y considerando que sus hijos ya habían hecho sus vidas no le dejo nada a mi abuela.
Mi madre conoció a un encantador joven en la preparatoria, era un año mayor que ella pero desde que se vieron por primera vez quedaron flechazos. Cuando terminaron sus carreras se casaron y frente a un cura se prometieron amor eterno (ella Astrid Hazas, tenía veintitrés años y él Francisco Ortega tenia veinticuatro años).
De su matrimonio tuvieron dos hijos: Francisco Ortega junior y (una servidora) Dayri Ortega. Éramos una familia feliz, y mi mama parecía estar en un cuento de hadas… solo que el destino decidió acabar con ese amor, y cuando mi hermano tenía nueve años y yo cinco años mi padre falleció en un accidente automovilístico (un idiota ebrio chocó a mi padre).
Dos años después mi madre conoció en su trabajo (aeropuerto internacional de Toluca) a Arthur Dawson, un britanico serio e inteligente… y se casaron. (Y con ello rompió el juramento que le hizo a mi padre “de amor eterno”).
Mi padre tenía una hermana gemela llamada Isis (ella tuvo una aventura con un desconocido en un bar y quedo embarazada, obvio fue madre soltera) y su hija (mi prima) Iris Ortega inicio una relación con su novio de la escuela, duraron tres años juntos hasta que ella lo dejo porque descubrió que él solo permanecía a su lado por costumbre, pero que ya no estaba enamorado.
El hermano menor de mi madre (Héctor Hazas) dejo a su prometida un mes antes de la boda ya que era demasiado irresponsable y la ignoraba causándole mucho sufrimiento, y comprendió que no era amor, y para evitar el sufrimiento de ella y el propio se marchó.
Al casarse mi madre con Arthur dejamos nuestro cómodo y agradable hogar que teníamos en México para mudarnos a la casa de él en Londres. Adaptarnos al idioma, al clima, a la sociedad me tomo más tiempo a mí que a mi hermano. Yo adoraba mi país, y dejarlo fue duro. Mi hermano por otro lado comenzó a creerse más británico que mexicano.
Al llegar a Londres conocimos a la sobrina de Arthur (Diana Winslet), ocho años mayor que yo. Tenía dieciséis años cuando nosotros nos mudamos y era muy simpática, vivía con Arthur porque sus padres la habían abandonado.
Compartía habitación con ella, por lo que nos volvimos amigas de inmediato. Me enseñó a maquillarme, me prestaba sus vestidos, en fin se volvió mi ídola. Tenía un novio llamado William Grant (hijo de un empresario rico de Inglaterra), un joven increíblemente guapo, (su sonrisa podía paralizarte y hacerte suspirar por horas). Andaban desde que ella tenía doce años y él quince años. Siempre estaban juntos, diario iba William a la casa para sacar a pasear a Diana.
Todo indicaba que terminarían casados, vivirían felices para siempre y tendrían hermosos hijos… pero el amor no existe.
Llevaba viviendo cinco años en Londres, Diana tenía veintiún años. William se fue a Francia para estudiar allí la universidad, se hablaban a diario y nadie imaginaba que las cosas cambiarían. Incluso Diana me dijo que William le había mandado un email donde le decía que debía darle una noticia importante, Diana se imaginó que le propondría matrimonio.
Pero cuando William vino de Francia en vacaciones no llego solo, lo acompañaba una chica francesa con un finísimo (y muy costoso) anillo de diamante en el dedo del compromiso. Resulto que William se enamoró de aquella chica a los dos meses de conocerla, y terminó la relación de nueve años con Diana.
Diana y yo nos enojamos bastante, creímos que él era perfecto, pero nos equivocamos. William se casó meses después, y por algún extraño motivo invitó a toda mi familia menos a Diana. Ella se indignó y cayó en una depresión muy grave, sin embargo asistió a la boda sin invitación. William no la echó pero no se veía feliz, la miro como si no la conociera, como si no hubiera estado enamorado de ella jamás.
A partir de ese día, Diana y yo comenzamos nuestro club de odio a los Ego (chicos de la clase más alta en Londres, que por su fortuna o sus títulos, o apellido se creían con derecho de jugar con los sentimientos de las personas). A mí nunca se me dio la escuela y por ello Arthur contrato un tutor que me diera clases particulares, no me gusta la convivencia con tanta gente. Soy más selectiva con las personas, prefiero grupos pequeños a grupos grandes.
Mi hermano sí iba a la escuela, y tenía muchos amigos “Ego”. Pero uno en particular, James Gilbert, siempre iba a la casa. Era demasiado atractivo y agradable. Nos hicimos amigos, y nos volvimos voluntarios para cuidar de niños en un campamento durante el verano, yo tenía quince años y James diecinueve años. Nos volvimos muy cercanos en el campamento e iniciamos una relación (que duro solo lo que duran las vacaciones de verano), para mi había sido mágico. Pero me rompió el corazón y con ello confirme que no debía estar con nadie.
Desde entonces llevo una vida de soltera, libre, sin ataduras. Voy a fiestas y cada viernes desde que tengo quince años asisto a un tipo bar donde asisten hombres y mujeres con antifaz, y la idea es besarse con varias personas, solo besos nada de sexo. Me agradó el concepto y me permite besarme con hombres sin culpa ni compromiso y así soy feliz. No quiero casarme, quiero dedicar mi vida al teatro.
Un mes después de terminar mi relación con James me topé con una compañía de teatro independiente y me inscribí. Hice amigos muy interesantes y descubrí que mi verdadera vocación era la actuación teatral. Cuando tenía catorce años me dieron la noticia de que jamás podré ser madre ya que mis ovarios no producen óvulos, por lo que mi plan es vivir soltera, y de vez en cuando tener algún amante. Nada formal, cero compromisos, además no puedo quedar embarazada.
Le plantee la idea a mi madre y se enfureció, creo que le decepcionó la idea de que no podría planear mi boda, ni acompañarme a escoger mi vestido. Trató de hacerme cambiar de opinión pero no lo logró. Ahora tengo diecisiete años… y sigo firme en mi palabra. Dayri Ortega.
EGOÍSTA.
ALGUIEN COMO TÚ.
CAPITULO UNO “OJOS AZULES”.
-Desde hace tiempo eh comenzado a sentir por ti, algo más que atracción… ser tu amigo ya no me es suficiente, sueño con tu sonrisa, sueño con tu dulce aroma, sueño con tu voz. Estar a tu lado me vuelve loco, ¡sueño despierto estando contigo!- decía con una mirada de profundo amor, un joven alto, de piel morena, cabello negro y rebelde (largo y quebrado), facciones latinas, voz gruesa y armónica.- Por tu amor… sacrificaría lo que fuera. Te amo demasiado… ¿tienes algo que decir?- preguntó con miedo a no recibir lo que esperaba.
La chica a la que le declaraba su amor es su mejor amiga, llevan mucho tiempo de conocerse. Ella tiene diecisiete años, es alta, delgada, de tez blanca, cabello largo y color negro. Es muy bella.
Se encuentran afuera de una cafetería, el clima esta nublado y comienzan a caer gotas de lluvia.
-Me has dejado sin palabras… realmente no me lo esperaba. Está claro que tantos años de amistad pudieron haberte confundido… ¿Cómo estás seguro de que lo que sientes por mí es amor verdadero?- le cuestiono ella. No quería herir a su amigo.
-Porque estando a tu lado no deseo estar con nadie más… porque al mirarte me pierdo en tus bellos ojos cafés, porque estando contigo no me fijo en otras mujeres. Estoy completamente seguro de que me enamore de ti.-
-Eres muy dulce… y debo confesarte que últimamente eh sentido lo mismo por ti. No sé si es amor, pero si de algo estoy segura es de que no quiero perderte.- le confeso ella con la cara húmeda por la lluvia.
Se miraron fijamente y lentamente fueron acercando sus rostros, estaban por besarse…
-¡¡¡Alto!!!- grito el director de la obra desde uno de los asientos del público en el teatro vacío.
Los dos jóvenes en el escenario se detuvieron y ya no se besaron.
-¿El día del estreno vas a omitir el beso?- preguntó Dayri al director.
-Si… no puede ser de otra forma.- respondió el director de la obra.
-¿Por qué? Se supone que son dos enamorados confesando su amor… y todos saben que la culminación de esto es… “el beso”- explico Dayri buscando un poco de apoyo por parte de su amigo y coprotagonista en la obra.
-Bueno… actualmente los medios de comunicación masiva se han encargado de romper con la magia de la imaginación, ya todo lo ponen muy explícito. Las escenas de sexo en las películas, series, telenovelas, etc. son muy gráficas. ¡Murió la capacidad de recrear tu propia imagen, ya no permiten imaginarte tu propio final!
Al evitar el beso en la obra permito que nuestro público pueda imaginarse su propio final, ¡te imaginas la incertidumbre que se generara al bajar el telón, justo antes de que puedan besarse! Todos podrán cuestionarse… ¿se habrán besado o no?... – el director comenzó a caminar de un lado a otro sobre el escenario divagando y haciendo ademanes.- ¡eso es lo que quiero generar con mi final en la obra!- dijo dirigiéndose específicamente a Dayri.
Dayri lo miro con seriedad, no solía ser tan expresiva. Se limitó a sonreír ligeramente.
-¡Genial! Es tu obra… y yo solo una actriz. Hare lo que quieres, de igual forma no creo en el amor.-
-No crees en él porque no se ha cruzado en tu camino…- dijo con ternura el director.
-No entiendo porque te refieres al “amor”- hizo énfasis en la palabra.- como si fuera una persona.
-¡Olvídalo Dayri! Te veo mañana… ¡los espero a todos mañana a las seis de la tarde… en punto!- avisó en voz alta el director y salió del teatro.
-Day debemos cambiarnos… ¡esta ropa es cursi!- dijo Kat (la mejor amiga de Dayri) haciendo alusión al vestuario de sus personajes.
-Tienes razón… ¡es viernes de antifaz!- grito entusiasmada Dayri y dio un brinco en el aire.- ¡A cambiarnos Cap!- le dijo a su amigo y coprotagonista de la obra. Cap la siguió y se fueron a los camerinos para cambiarse el vestuario.
Dayri no era como la chica de diecisiete años promedio, era muy extrovertida pero al mismo tiempo no disfrutaba de lugares concurridos, era popular, pero selectiva. Por su buen carácter tenia bastantes amigos, de varios países, aunque sin duda predominaban los amigos del sexo masculino.
Su look no era muy femenino, siempre vestía colores oscuros, sudaderas de hombre, tenis deportivos (jamás zapatos, ni zapatilla ni tacones). Básico en su vida, esmalte negro en sus uñas… siempre. No se maquillaba el rostro, solo los ojos, se aplica una sombra muy oscura en sus parpados y bajo las cejas, y un delineado grueso en todo el contorno de sus ojos.
En personalidad, una chica bastante abierta a nuevas experiencias, cerrada en la cuestión amorosa. Inteligente, provocativa, seductora y capaz de lograr todo lo que se propone. Muy sonriente, divertida, espontánea y audaz.
Para los hombres resultaba bastante atractiva, por su misticismo. Para las mujeres no representaba una amenaza, pues quienes la conocían o habían escuchado hablar de ella sabían que Dayri disfrutaba la soltería, y al no creer en el amor, nunca tenía una pareja estable.
Kat (Katya) su mejor amiga también de diecisiete años era menos extrovertida que Dayri, disfrutaba salir e ir a fiestas, pero si creía en el amor. Desde que entro a la preparatoria empezó una relación con un chico llamado George Curtis, y todo iba de maravilla, hasta que el empezó a distanciarse, y a tratarla un poco mal. Por lo que Kat comenzó a acompañar a Dayri cada viernes al bar para besarse con desconocidos y sentirse atractiva, pero no dejaba a George porque creía estar muy enamorada de él.
-¿Vienes con nosotras al bar Cap?- le preguntó Dayri a su amigo, ya se había quitado la ropa de su personaje.
-No… sabes que yo soy pasional, yo soy de los que besa cuando está seguro de que es la ideal, en ese momento.- respondió su amigo con un tono poético, esa era una cualidad curiosa de Cap, al hablar todo sonaba como si estuviera recitando un poema.
-¡Oh vamos…! No pierdes nada con ir… si no te gusta el próximo viernes no me acompañas y ¡listo!- insistió Dayri.
-Te seré completamente sincero mi querida Bulsi (Cap le decía de cariño Bulsi a Dayri porque el segundo nombre de ella es Bulsara), no creo poder soportar verte besándote con infinidad de hombres desconocidos, no aguantare los celos y podría cometer alguna estupidez… de la que me arrepentiría después.- aclaro Cap, estaba enamorado en “secreto” de su mejor amiga.
-Tienes la oportunidad de besarme en escena en la obra y en vez de apoyarme con el director te quedaste callado.-
-Bulsi… me alegro de que no nos besemos en la obra. Prefiero permanecer imaginándome como seria besarte, a besarte y no poder volver a hacerlo nunca.- se levantó de su asiento y se acercó con delicadeza a su amiga. Le beso la mejilla y tomo una mochila que estaba junto a la puerta del camerino.- ¡Te quiero! Cuídate, te veo mañana.- dicho esto se salió del camerino.
Dayri y Kat permanecieron dentro del camerino por unos minutos en silencio.
-Te ama de verdad…- menciono después de un instante Kat.
-Pasamos tanto tiempo juntos que cree erróneamente amarme… pero somos amigos, y eso no cambiara.- aclaro Dayri con seguridad.
Kat le sonrió a su amiga y no le discutió nada, la quería tanto que respetaba su punto de vista sobre la inexistencia del amor. Juntas salieron del camerino para dejar el teatro. Afuera del teatro las esperaría el hermano de Dayri para llevarlas a casa de Dayri, hay se pondrían ropa de noche e irían al bar. Cada viernes Kat se quedaba a dormir en casa de Dayri porque llegaban en la madrugada.
Abandonaron el teatro con sus mochilas al hombro, platicaban alegremente mientras esperaban ver el mini cooper blanco que las recogería. Hacía un poco de frio, y todo indicaba que llovería. El celular de Kat sonó y se alejó un poco de Dayri para atender su llamada, entonces Dayri vio un volvo negro acercándose al teatro y su rostro puso expresión de ira.
El volvo se detuvo y de el bajo el hombre que Dayri odiaba más que a nadie en el mundo. Ella enojada corrió hacia el chico que bajo del auto.
-¡¿QUÉ HACES AQUÍ?!-
-¡Sabes la gente decente saluda! Aprende a mi… ¡Hola Dayri!- dijo con ironía el joven, alto y blanco. Ojos cafés, mirada seductora. Cabello rizado y dorado. Nariz respingada, sonrisa de ensueño. Delgado y vestido de traje negro. Veintiún años.
-No soy decente… y aunque lo fuera. A ti no te saludo-
-Sé que no te agrado… pero sigo siendo el mejor amigo de tu hermano, y poseo toda su confianza. Es por eso que me encuentro aquí… justo ahora está en una cita importante y me envió a recogerte a ti, y a tu encantadora amiga Kat.- explico con elegancia.
-James… eres muy amable, pero lamento decirte que prefiero ir a pie hasta mi casa.- dijo ella con falsa amabilidad.
-Va a llover, además tu casa está a cuarenta minutos de aquí en auto… caminando debe ser más de una hora.- dijo él negando con la cabeza.
-Claro que acepta ir contigo… ya sabes cómo es Dayri.- intervino Kat. Dayri le echo una mirada asesina, y Kat le susurro que no tenían alternativa si querían llegar a tiempo al bar.
-¡Excelente!- menciono James y se apresuró a abrir la puerta del copiloto para que Dayri subiera, ella intento convencer a Kat de que se fuera adelante pero ella se rehusó.
Dayri subió al asiento del copiloto y Kat se fue atrás sola. James entro al auto y lo arranco. Intento iniciar conversación pero ninguna de las dos quiso hablar. James había roto el corazón de Dayri por eso ella lo odiaba tanto. Desde el día en el que ella le dejo de hablar él comenzó a insistir más en no perder comunicación con ella. Irónico no, primero dijo no sentir nada por ella y al perderla cambio de opinión.
El camino se volvió eterno para Dayri una vez que comenzó a llover, miraba por la ventana en búsqueda de aquel sol que tanto extrañaba.
Llegaron por fin a la casa y Dayri no perdió ni un segundo en bajar del auto. James trato de despedirse pero ella bajo del auto muy rápido y azoto la puerta, ni las gracias dieron. Kat si se despidió y por cortesía le agradeció a James el aventón. Entraron a la casa y el volvo se alejó.
La mamá de Dayri apareció en la entrada al escuchar que la puerta se abría.
-¡Hija cómo te fue!- preguntó Astrid con una sonrisa (no se parecía mucho a Dayri, solo en la sonrisa).
-Mal… Francis (su hermano mayor) me arruino el día, se suponía que debía pasar por mí y Kat, pero en vez de eso manda al idiota de su amiguito James.-
-Que es ese vocabulario jovencita… tienes una invitada.- menciono alarmada Astrid ante la escena de su hija.
-¡Mamá necesito mi propio auto! De qué sirve tener uno a la mitad si solo lo utiliza Francis… ¡¡¡jamás puedo utilizarlo porque él es un “hombre muy ocupado”!!!- exploto Dayri.
-Francis va a la universidad, tienes muchas actividades. Podrías ponerte en su lugar.-
-Mama es verano… está de vacaciones, no va a la escuela y aun así jamás puede cumplir algo tan simple como pasar a recogerme al teatro.- replico ella.- Además James dijo que Francis estaba en una cita, para que veas que tu hijo perfecto prefiere a una completa desconocida que a su propia hermana.
Dayri tomo del brazo a Kat y la jalo hacia las escaleras para llevarla a su habitación donde se cambiarían para irse al bar.
Astrid se quedó parada sola en la entrada de su casa, no supo que decir. No tenía mucha comunicación con su hija desde que se mudaron a Londres. Regreso a la cocina para terminar de preparar la cena para su marido.
En la habitación, Dayri y Kat comenzaron a maquillarse y vestirse como no se vestirían en día de escuela. Dayri puso un poco de música para armonizar el ambiente, juntas cantaban y reían mientras se arreglaban. Kat jamás se metía en los asuntos familiares de su amiga, los ignoraba y no los platicaba con Dayri porque la conocía bastante bien, y sabía a la perfección que si mencionaba alguno de sus problemas ella explotaría.
Kat era muy bajita (le llegaba al hombro a Dayri), era más flaquita pero tenías más busto que Dayri, su cabello era ondulado y por tantos tintes ya no se sabía cuál era su tono natural (en ese momento lo tenía pintado de rosa), piel apiñonada. Se maquillaba demasiado, sobre todo los ojos (siempre se delineaba de distintos colores, y se aplicaba brillantina).
Dayri se puso unas medias de red negras, y un vestido negro con encajes rojos (el largo del vestido era hasta arriba de la rodilla, y en la parte superior tenia forma de corsé. Se planchó su larga cabellera negra, y se delineo sus ojos como felina.
Kat se arregló más casual, se puso un top negro y sobre este una blusa transparente. Un pantalón de mezclilla y botas negras.
Bajaron las escaleras y un claxon sonó, se trataba de Adrián uno de los mejores amigos de Dayri (se conocieron en una fiesta), amaba la vida libertina y sin compromisos por eso cada viernes recogía a Dayri (y ahora también a Kat) para asistir al bar y divertirse.
-¡Ya nos vamos mamá!- aviso Dayri gritando y salió de la casa.
Adrián las esperaba en una moto negra, Dayri y Kat eran tan delgadas que cabían perfectamente en la moto sin problema. Dayri beso en la mejilla a su amigo y subió a la moto. Kat lo saludo y se sentó atrás de su amiga. Una vez que se habían acomodado y colocado el casco de seguridad se arrancaron. El viaje fue rápido y frio, la temperatura descendía en la noche.
Llegaron al bar y antes de entrar se pusieron sus antifaces.
-¿Cuántas chicas besaras esta noche?- preguntó Dayri a su amigo.
-Supongo que bastantes… más de los hombres que tú puedas besar…-
-Eso lo veremos.- dijo ella en forma de reto y entro al bar.
Dentro del bar era un ambiente bohemio, música retro, pinturas bizarras. En fin todo era muy distinto. Caminabas y veías parejas besándose, eso sí… todos con antifaz.
Dayri se dirigió a la barra para pedir algo de tomar, necesitaba beber algo ya que tenía la boca seca. Pidió un vodka y se lanzó a una pequeña pista de baile que un grupo de mujeres iniciaron. Dayri se dejó llevar por la música y comenzó a bailar con otra chica, hasta que un chico se unió al baile y se puso enfrente de Dayri ignorando a la otra chica. Una vez que tuvo la atención de Dayri comenzó a bailar con ella, Dayri disfrutaba mucho ese lugar y más cuando un chico tomaba la iniciativa.
El chico llevaba un antifaz azul, cubría sus ojos y su nariz por completo. Durante el baile no hubo conversación solo interacción física. El joven tomo la cintura de Dayri y la jaló hacia él. Frente a frente fue inevitable el beso, ella lo tomo del cuello y se besaron.
Una vez que los labios de Dayri tuvieron contacto con los labios del joven desconocido ella sintió que lo conocía, fue una sensación bastante desagradable. El joven se separó de ella y le susurró al oído “te dije que volverías a caer en mis labios…”
-¿James? ¿Qué haces aquí?- preguntó muy indignada Dayri, se limpió la boca.
-No finjas que no te gusto el beso… siempre te volvieron loca.-
-No te engañes James… nunca me gustaron tus besos, me gustabas tú pero eso quedo en el pasado.- confeso con sinceridad.
-Ni tú te crees eso…-
-Piensa lo que quieras… yo no digo mentiras, ¡y lo sabes!- dijo Dayri y comenzó a caminar hacia la barra para pedir una bebida.
James la siguió y al alcanzarla la tomo del brazo para detenerla. Ella se detuvo en seco y le soltó una cachetada a james.
-No me vuelvas a tocar… o te rompo esa perfecta nariz que tienes.- amenazo Dayri y en vez de ir hacia la barra se dirigió a la puerta para salir.
Al llegar a la entrada iba a paso veloz y chocó con un chico que iba entrando al bar. Dayri le pidió disculpas y salió del bar. Afuera caminó hacia la moto de Adrián y se recargo sobre ella y comenzó a gritar. Necesitaba sacar la ira que sentía, no podía creer que James la siguiera. Deseaba olvidarse de él, de todo lo que sintió por el cuándo salieron pero resultaba imposible si a donde fuera él aparecía.
-¡La noche es perfecta!, no llueve y brillan las estrellas. Deberías sonreír en vez de gritar.- menciono una voz melodiosa, varonil y con un encantador acento británico.
Dayri levanto el rostro y miró el cielo, el joven tenía razón. Las estrellas brillaban y el cielo estaba completamente despejado. Volteó la cabeza para mirar al chico que le había hablado. Era muy alto y llevaba antifaz, no podía distinguir su rostro. Iba arreglado de traje (bastante formal como para un bar) negro, y su cabello era negro y muy despeinado.
-Tienes razón… no vale la pena enojarse con un clima tan agradable.- coincidió ella acercándose al joven.
-¿Puedo ayudarte en algo? Se nota que estas molesta.- preguntó con cortesía y elegancia el joven.
-Te agradezco pero… lamentablemente aquello que me molesta no se extingue.-
-¡Lo lamento!-
-No te preocupes… así es la vida. ¡Dura e impredecible!- dijo ella y se sentó en el pasto junto a la moto.
-Lo se… - dijo el chico y se sentó junto a Dayri.
-¿Y tú que haces aquí?- le preguntó Dayri al chico.
-Supongo que lo mismo que tú… tratar de llenar un vacío.- la forma en como dijo aquello provoco que Dayri se enojara.
-No trato de llenar un vacío… vengo aquí porque disfruto el misticismo y la discreción del lugar. No tolero las relaciones a largo plazo, y aquí encuentro lo que necesito.- explico ella con altanería.
-Bien…no pretendía molestarte, creo que debo dejarte sola. Vine con un amigo y debe estarse preguntando por mi.- menciono el joven.
Se despidió de Dayri y estaba por levantarse cuando Dayri se acercó a él. Lo tomo del brazo y mirándolo a los ojos lo beso. El joven le correspondió el beso, Dayri se sintió a gusto, era un momento agradable, y el estar con aquel joven la hizo olvidar el beso con James minutos antes.
Duro varios minutos pero como nada es para siempre, se acabó. Dayri soltó a aquel joven y regreso al bar para encontrarse con Adrián y Kat.
Por primera vez en mucho tiempo Dayri quiso abandonar el bar temprano. Se sintió incomoda, además después de besar al chico desconocido quedo muy confundida, jamás en dos años había experimentado nada similar a lo que sintió al besar a ese chico. Había sentido que su mundo se detenía, que solo estaban ellos dos disfrutando de todas la maravillas existentes. Se había sentido conectada a ese chico, como si él la entendiera y supiera perfectamente lo que a ella le agradaba.
Salieron del bar y antes de subir a la moto Adrián le presumió a Dayri que se había besado con seis chicas, Dayri confeso que solo había besado a dos. Al ganar Adrián ella le prometió que lo invitaría a cenar el domingo.
Kat y Dayri llegaron a la casa y entraron en silencio para no despertar a nadie, subieron las escaleras y dentro de la recamara de Dayri comenzaron a quitarse la ropa para reemplazarla por su pijama. Kat entro al baño para despintarse la cara y lavarse los dientes.
Dayri se dirigió al alfeizar de su ventana y admiro la oscura noche, amaba la oscuridad, disfrutaba más las noches que los días. Desde que tenía uso de razón no podía dormir antes de las doce de la noche. Sin duda había nacido para la vida nocturna.
Kat salió del baño y se recostó en la cama, estaba agotada y lo único que quería era descansar. Se despidió de Dayri y cayo rendido. Dayri entro al baño y tras mirar su rostro un par de minutos abrió la llave de agua para lavar su cara y quitarse todo el maquillaje. Se despinto los ojos con cuidado, se lavó los dientes y al salir del baño se fue a recostar junto a Kat. Vio la hora y como aún era la una de la mañana se quedó admirando su techo que tenía estrellas fluorescentes que brillan en la oscuridad, pensaba sobre una solución que le ayudara a deshacerse de James.
Al día siguiente todos en la casa de Arthur Dawson se levantaron temprano para realizar sus respectivas actividades. Arthur se levantaba diario a las seis de la mañana para salir a correr veinte minutos, regresaba y desayunaba cereal con alguna fruta, leche y jugo de uva. Luego se metía a bañar, se arreglaba y para las ocho a.m. ya se encontraba listo para irse a trabajar.
Astrid por otro lado se levantaba los sábados después de que su marido se iba, y lo primero en su lista de deberes era preparar el desayuno para sus hijos. Una vez que estuviera listo se metía a bañar y al salir de bañarse (con solo la toalla puesta) se iba a su pequeño jardín para regar sus plantas o eliminar aquellas ramitas muertas. Amaba demasiado sus plantas y les invertía gran parte de su tiempo.
Francis los sábados se levantaba hasta las nueve de la mañana, se dirigía al pequeño gimnasio que Arthur había instalado en lo que originalmente era un estudio, y corría veinte minutos en la caminadora. Después entraba a la cocina para ver que había de comer, agarraba algún aperitivo y se retiraba a la sala para encender el televisor y ver la programación deportiva y enterarse de lo más novedoso del futbol americano.
Dayri por otro lado odiaba levantarse temprano, y los sábados era su día, nadie debía molestarla. Acostumbraba levantarse los sábados casi a la una de la tarde. Kat siempre se levantaba antes y Francis la llevaba a su casa.
Este sábado no fue la excepción, Kat se levantó como a las once y bajo a desayunar con Astrid. Francis encendió el auto y la llevo a su casa.
Cuando Francis regreso a la casa sonó el teléfono y decidió contestar, se trataba de un amigo suyo y le daba una noticia muy poco gratificante.
Al medio día Dayri se despertó y sin preocuparse por su apariencia decidió bajar a desayunar, se moría de hambre y necesitaba alimentarse pronto. Llego a la cocina y allí se encontraba su hermano sentado en la mesa esperándola.
-¡Ya se arruinó mi día!- menciono Dayri apenas lo vio. Ignorándolo fue en búsqueda de su desayuno y se sentó en la mesa frente a su hermano pero no lo miraba.
-Dayri lamento lo de ayer… te prometo que no volverá a ocurrir.-
Dayri no quería hablar con su hermano así que ignoro lo que escucho, no era la primera vez que su hermano se olvidaba de recogerla.
-Day… me marcó Ferdinand y dijo que nos necesitan en “El nido” porque hoy llegan nuevos miembros. Debemos entrevistar a los aspirantes.-
“El nido” se trataba de un grupo de ayuda al medio ambiente fundado por James Gilbert. Dayri era ecologista y luchaba por los derechos de los animales, siempre estaba buscando la forma de ayudar a su planeta con pequeñas acciones.
-¿Por qué hoy? ¡Es sábado!- preguntó Dayri molesta. James sabía que los sábados ella se encargaba de otros asuntos.
-Al parecer James se ira la próxima semana de vacaciones a San Petersburgo con su familia por lo que hoy es el único día que tiene libre para entrevistar a los nuevos candidatos.- explico Francis con seriedad.
-¿A qué hora tenemos que estar allá?-
-A las dos- Dayri se indignó y dio un golpe en la mesa.
Llegaron a la mansión donde vivía James Gilbert, su familia era muy adinerada por su buen apellido y sus buenos contactos. Sus padres estaban divorciados, por lo que él había decidido vivir solo. Su padre le había dejado la mansión de la familia con muchas personas a su servicio. Su padre (Hugh Gilbert) viajaba tanto que no necesitaba una casa fija, y de vez en cuando visitaba a su hijo. Su madre (Adele Gilbert) vivía en York con su hija mayor (media hermana de James, Katherine Brosnan una guapa ama de casa que se encargaba de cuidar de sus dos bellos hijos).
James había ofrecido su mansión para hacer las reuniones de “El nido” debido al espacio que dicho lugar ofrecía.
Dayri consideraba ridículo que James viviera en un lugar tan grande considerando que esa casa bien podrían vivir más de veinte personas y sobraría espacio.
El jardín era grande y amplio, un pasto verde y con caminos floreados y bellos arbustos. Rosales grandes y espinosos le daban vida al lugar. Para cuando Dayri y Francis llegaron a la mansión ya habían varios jóvenes esperando volverse miembros de aquel grupo (la mayoría iban porque sus padres los habían obligado, les daba honor a su apellido el saber que su hijo hacia cosas por el planeta), unos asistían porque en verdad disfrutaban ayudando al medio ambiente y a distintas asociaciones.
James se encontraba con Ferdinand Von (otro de los amigos Ego de Francis) pero al verlos se alejó de Ferdinand y se acercó a recibirlos.
-¡Dawson me alegra que hayas podido venir!- dijo James con particular alegría. Miro a Dayri y sonrió burlonamente… (Francis al llegar a Londres adoptó el apellido de Arthur como su nombre con el que quería ser conocido, por lo que sus amigos le decían Dawson en vez de Francis).
Ferdinand se acercó también y miró con despotismo a Dayri, la observó de pies y cabeza y no pudo evitar hacer un comentario.
-Disculparas mi atrevimiento Dayri pero… no puedo evitar notar las terribles ojeras que posees. ¿Acaso tienes resaca?- preguntó con curiosidad Ferdinand, en un tono particularmente lento. Acostumbraba hablar lento y secante.
-No te interesa… ahora con tu permiso debo hacer mi trabajo.- respondió Dayri y comenzó a caminar hacia donde se encontraba Lydia una compañera de “El nido”.
Ella le asignó una lista con los nombres de las personas que le tocaría entrevistar. Salió al patio para ver a los aspirantes e ir nombrando uno por uno.
Los jóvenes aspirantes que a Dayri le tocó entrevistar eran los típicos hijos consentidos cuyos padres los enviaban para que tuvieran una actividad productiva que dejara su apellido como benéfico.
Entrevistó aproximadamente a unos cinco chicos y aceptó sólo a tres. Tras entrevistar al quinto vio en su lista al fin a una mujer, llamada Anahí Solís. Salió de su habitación donde entrevistaba para anunciar el nombre de la chica.
Gritó el nombre y una chica de aproximadamente su edad apareció frente a ella con mucho entusiasmo. Poseía unos bellos ojos cafés (una mirada que parecía sonreír), nariz un tanto irregular, cara redonda, cabello castaño claro y largo, lacio. Era de baja estatura, casi como Kat. De complexión un poco robusta.
-¡Hola!- saludó entusiasta la joven a Dayri.
Dayri no era una persona muy expresiva, y se limitó a sonreírle ligeramente… Anahí no dejaba de sonreír, lo que incomodó un poco a Dayri. El clima era fresco, el cielo estaba despejado… lo que era una buena señal, quizás no llovería. Dayri decidió realizar la entrevista en el jardín, le agrada estar afuera cuando había sol. Le hacía sentirse en casa, la verdad le gustaba mucho Inglaterra pero no más que su país de nacimiento, aunque se fue a vivir desde muy pequeña a Inglaterra no olvidaba el cálido clima de México, y el como siempre había un sol resplandeciente.
Anahí resultó ser una chica llena de energía, bastante dispuesta a ayudar al medio ambiente. Dayri no tuvo que preguntar mucho para aceptarla. Al finalizar la entrevista Anahí firmó una hoja que Dayri le dio, se trataba de un compromiso con el equipo. Nada de trabas.
Dayri revisó su lista y se alegró de que sólo le faltara un chico por entrevistar. Caminó por el jardín seguida de Anahí, cuando llegaron a la fuente dónde se encontraba el resto de los aspirantes Anahí agachó la cabeza y se sonrojó un poco, Dayri se sorprendió de la reacción de la chica y dirigió su mirada hacia donde había mirado Anahí.
Justo frente a ellas junto a la fuente de la entrada principal se encontraba un grupo de jóvenes, eran cuatro chicos de más o menos 19 o 21 años, a tres Dayri los reconoció de inmediato, se trataba de Ferdinand Von Detz (uno de los amigos de su hermano), Phillip Gerard (un egocéntrico y metrosexual hijo de un duque, amigo de Ferdinand), Nathan Ferrars (primo de James) y el cuarto era un completo desconocido para ella, nunca antes le había visto lo que debía significar que era nuevo. Platicaba alegremente con Ferdinand, quizás era amigo suyo.
El chico desconocido resultaba bastante atractivo, delgado, alto, piel blanca y parecía mármol. Su rostro era delgado y poseía expresión de superioridad (lo que no le sorprendió a Dayri en absoluto), su cabello era negro azabache, ni muy largo ni muy corto (despeinado por el viento), su cejas eran gruesas pero curveadas, sus ojos pequeños, mirada profunda y de un azul impresionante. Nariz recta, casi respingada. Labios delgados, rosados. Iba vestido de traje azul marino, lo que resaltaba sus ojos y lo hacía sobresalir de entre sus compañeros.
-¿Te gustó uno de los chicos de allá cierto?- le preguntó Dayri a Anahí que comenzaba a recuperar el color natural de sus mejillas.
-Sí.- admitió la chica sin poder evitar mirar de reojo al grupo de chicos.
-¿Cuál?- preguntó curiosa Dayri tratando de sonar amable, casi como si fueran amigas.
-¿Les hablas?- preguntó Anahí.
-Si… son amigos de mi hermano y también participan aquí.- respondió.
-¡Genial!... me agradó el chico del cabello negro y ojos azules. ¿Cómo se llama?- Dayri no pudo evitar reír por lo bajo, Anahí se había fijado justo en el único de los chicos al que desconocía.
-No lo sé… Imagine que te había gustado alguno de los otros tres, el chico del cabello negro es nuevo. Nunca antes le había visto.- reconoció Dayri encogiéndose de hombros.
-¡Oh! ¿Es guapo verdad?-
Ante esa pregunta Dayri observó al chico y la respuesta obvia era que “si”, sin embargo estaba junto a los “Ego” esos chicos con buen apellido cuyas familias era conocidas en toda la isla. Dayri sabía perfectamente que esos chicos solo jugaban con los sentimientos de la chicas, que jamás tomaban enserio una relación. Así que en el exterior si era guapo, pero en el interior no lo era.
-Sólo en el exterior… todos esos chicos son hijos de los empresarios más importantes de todo Londres, o poseen apellidos de prestigio, ya sabes descendientes de duques, condes esas cosas y por lo tanto han crecido muy distinto a nosotras. Se creen los reyes del mundo, tratan mal a todos los de clase inferior y se aprovechan de los sentimientos de chicas cómo nosotras que se fijan en ellos de buena manera.
La verdad es que si quieres mi consejo… no te hagas ilusiones, los conozco eh crecido con ellos y visto como rompen el corazón de amigas mías, de chicas decentes… si quieres algo lindo, olvídate de los “Ego”.- Dayri no trataba de alejarla de aquel chico, trataba de protegerla.
-Ya veo… que lastima que alguien tan guapo resulte tan odioso. En fin, supongo que es mejor saberlo desde ahorita. Suelo ser poco discreta y tomo iniciativa la mayoría de las veces.- admitió Anahí desilusionada. La verdad esa chispa con la que había llegado se esfumó y por un momento Dayri se sintió mal.
Anahí se despidió de Dayri y atravesó el jardín pasando sin mirar frente a Ferdinand y sus amigos. Quedaban cinco chicos cerca de la entrada desconocidos para Dayri, caminó hacia ellos para gritar el nombre del último chico del día al que entrevistaría, los chicos voltearon a verla esperando escuchar su nombre: Henry Doors llamó Dayri y ninguno de los chicos de la entrada hizo caso, lo que significaba que no se trataba de ninguno de ellos.
-Yo soy Henry Doors- mencionó una voz varonil y suave a su espalda, poseía un acento meramente británico.
Dayri volteó para ver quien sería a quien entrevistaría y se trataba del joven de los ojos azules, aquel chico guapo que platicaba con Ferdinand en la fuente. Sus miradas se encontraron y Dayri no pudo evitar sentirse intimidada, la mirada de Henry era penetrante.
-¡Ah! Tú... tú eres Henry Doors- no era pregunta.
-¿Te sorprende?-
-¿Por qué tendría que hacerlo?-
-Podemos iniciar con mi entrevista por favor… tengo un compromiso en dos horas, por lo que mi tiempo es limitado- mencionó con extrema elegancia, su tono de voz resultaba seductor.
Dayri pensó de inmediato… “típico de los Ego, quieren que todo sea rápido”.
-Por supuesto… sígueme.- instó Dayri y comenzó a caminar por el jardín. Pasó enfrente de la fuente y pudo percatarse de que Ferdinand la miraba con atención y los otros dos le hacían señas a Henry en señal de que debía cuidarse.
Llegaron a un extremo del jardín, alejado de la entrada y rodeado de enormes arbustos. Al igual que con Anahí realizaría la entrevista al aire libre. Dayri se detuvo y se paró frente a Henry, él la miró fijamente a los ojos lo que hizo que ella se aturdiera un poco. Su mirada era tan penetrante que lograba ponerla nerviosa.
Henry guardó silencio un momento, y se puso a observar a Dayri. Bastante le habían hablado sobre ella por lo que quería sacar sus propias conclusiones.
-No te había visto antes por aquí… ¿acabas de mudarte?- preguntó Dayri por curiosidad. En realidad no le importaban mucho los nuevos, pero este le generaba bastante intriga.
-Así es… yo soy de York. Mi padre acaba de heredar una hacienda aquí en Londres, y a mi madre le pareció encantador mudarnos a la capital.- respondió con rapidez.
-No pude evitar notar que platicabas con Ferdinand… ¿Lo conoces de tiempo atrás?-
-Sí… somos compañeros en Cambridge.- respondió con una sonrisa.
Así que el joven cautivador era estudiante de Cambridge… por eso conocía a Ferdinand y sus demás amigos.
-Conoces a mi hermano Francis supongo… él también estudia en Cambridge con Ferdinand.-
-Claro… aunque yo lo conozco como Dawson. – afirmó Henry.
Dayri interrumpió la entrevista personal para comenzar con las preguntas importantes. Debía saber cual era la principal motivación de Henry para entrar a formar parte del “nido”, le sorprendió que su respuesta no fuera << porque mis padres me enviaron>>. Él respondió que le interesaba la protección del medio ambiente, era fiel participe en el reciclaje, evitaba contaminar, prefería utilizar el transporte publico antes que un automóvil. Sin duda, no eran respuestas comunes, ningún Ego solía interesarse realmente en la protección del ambiente.
Henry hablaba con sinceridad y autenticidad, estaba claro que fue por voluntad propia. Aun más sorprendente para Dayri fue que mencionara que sus padres estaban en desacuerdo con que participara en las actividades del “nido”.
Dayri le pidió que diera una propuesta para la utilización de los recursos alternativos. Henry comenzó a hablar, poseía excelente oratoria. Estaba claro que era un joven inteligente, informado, culto. No dudaba al hablar y pronto su voz dejo boquiabierta a Dayri, jamás imagino capaz encontrar a un Ego tan inteligente.
-¡Valla! Creo que tienes muy claro lo que quieres, y es obvio que te interesa el proyecto. Me interesa que se unan personas como tú.- dijo Dayri un poco en stock ante la sorpresa.- No tengo más por decirte… ¡¡¡Bienvenido al nido Henry Doors!!!-
Henry se mostró muy emocionado con la noticia. Dayri se alegró también, de alguna forma podría al fin trabajar con alguien en proyectos fructíferos.
Henry se despidió con una leve reverencia y se alejó, por lo visto era cierto lo de su compromiso y debía irse pronto. Atravesó el jardín a toda velocidad y desapareció de la vista de Dayri.
Ella caminó hacia la fuente de la entrada principal para buscar a su hermano y pedirle que la llevara al teatro, debía realizar su último ensayo antes del estreno de la obra.
Miró el reloj y ya daban las 4:45 pm, tenia que comer y llegar al teatro a las 6. Llegó a la fuente y no estaba Francis por ningún sitio, Ferdinand seguía hablando con su amigo Nathan.
-Ferdinand ¿has visto a Francis?- preguntó Dayri apurada y molesta.
-Salió con James hace como veinte minutos, dijeron que volvían en una hora.- le avisó arrastrando las palabras.
-¡¿Qué?!... ¡¡¡Estás bromeando cierto!!!-
-No…-
-¡Lo voy a matar!... ¡¡¡Maldito imbécil!!!- gritó Dayri refiriéndose a su hermano.
No podía creer que se hubiera marchado sabiendo que tenía ensayo, que era el estreno de su obra.
-Que vocabulario manejas Dayri… una señorita no debe maldecir de esa manera. Se ve… indecente.- mencionó Ferdinand con una sonrisa picara.
Dayri lo ignoró y se puso a maldecir en silencio, estaba muy enojada con su hermano. Le enfurecía que su hermano sólo pensara en si mismo y no pensara en ella ni una sola vez.
Ferdinand la observó con detenimiento, normalmente le divertía verla hacer rabietas y odiar al mundo, pero en esta ocasión notó estaba triste. Se despidió de Nathan y se acercó a Dayri para ver si podía ayudarle en algo.
-No acostumbro entrometerme en dónde no me llaman pero… ¿puedo ser de utilidad para ti en éste momento?- quiso saber un tanto temeroso de que ella le soltara un golpe.
Dayri dejó de maldecir y se le ocurrió una idea.
-Debo estar en el teatro en una hora… ¿podrías llevarme?- preguntó sonriendo y con mirada inocente para convencer a Ferdinand.
Ferdinand se hizo un poco del rogar pero aceptó, sacó su celular y le marcó a su chofer para que los recogiera y los llevara al teatro. Los padres de Ferdinand poseían mucho dinero, por ello insistían en que tuviera chofer y guardaespaldas. A Dayri le incomodaba ir en el auto blindado, se le hacia ridículo, creía que llamaba más la atención un auto blindado con chofer y guardaespaldas que un auto común.
Pero evidentemente Dayri no se iba a quejar, Ferdinand había sido muy amable al acceder a llevarla al teatro, no podía quejarse después del favor. Platicaron un rato sobre las entrevistas y los nuevos chicos que se unirían al proyecto. Ella aprovechó para invitarlo al estreno de la obra, Ferdinand dijo que estaría presente en primera fila. La verdad esperaba que ella cometiera un error para burlarse de eso después.
Cuando llegaron al teatro Dayri metió a Ferdinand, al chofer y al guardaespaldas al escenario. Faltaba aun un rato para la presentación pero de ésta forma Ferdinand podría estar en primera fila sin tener que formarse con la gente más tarde.
Los dejó en unos asientos muy al frente del escenario y corrió atrás para encontrarse con el resto del elenco para el último ensayo. Cuando los encontró todos estaban sentados en el suelo formando un círculo, la voltearon a ver disgustados en cuanto entró, sin duda estaban enojados con ella. -Llegas tarde Dayri.- menciona el director de la obra. -Lo sé y lo siento… pero mi hermano se largó y no había quien me trajera, luego conseguí que un amigo me trajera pero había tránsito…- se disculpó.
-Dayri… tenías un compromiso, debiste anticipar las cosas, organizar tu tiempo, mínimo avisar que llegarías retrasada. Tuvimos que cancelar el ensayo final debido a tu ausencia… la función empieza en media hora.- informa el director con evidente disgusto, pero no sonaba alarmado sino tranquilo.
-No ocurrirá de nuevo.- aseguró Dayri sintiéndose muy mal, no le gustaba fallar en el teatro.
-Ve a cambiarte… la función empieza a la hora acordada.- dice para finalizar el director y deja el auditorio. Los chicos se levantan del suelo para poder ir a alistarse para la función.
El público comenzó a llegar y poco a poco el teatro comenzó a llenarse, ningún asiento quedaba vacío. El director estaba muy emocionado porque realmente habían logrado convocar a una enorme cantidad de público. Ferdinand ya se encontraba en primera fila esperando ansioso de ver la actuación de Dayri, a su lado lo acompañaban su chofer y su guardaespaldas que por órdenes de su madre no debían quitarle los ojos de encima. James y Francis llegaron juntos al teatro. Francis iba particularmente arrepentido por haber roto por segunda vez consecutiva una promesa que le había hecho a su hermana, no podía esperar a pedirle disculpas por su irresponsabilidad. En cambio James iba demasiado entusiasta.
Detrás del escenario todos los actores esperaban nerviosos a recibir la señal de inicio. Dayri intercambiaba ideas con su amigo Cap para relajarse y distraerse respecto al estreno.
-Me acabo de asomar… ¡Es increíble, teatro lleno!- grita ilusionada Kat acercándose a ellos.
-Eso es FANTÁSTICO- menciona Cap sin poder ocultar su alegría.
Cap estaba arreglado con una camisa vieja color azul, pantalones de mezclilla bastante roídos y rotos de las rodillas. Su personaje era un joven que trabaja el campo, por lo que debía lucir sucio.
El personaje de Kat es el de una joven campirana, hija de ricos. Sus padres en la historia contratan al personaje de Cap para que trabaje sus campos de maíz. Por esto Kat usaba un bello vestido blanco, largo y una sombrilla. El vestido tenía bordes decorativos que la hacían lucir de clase alta.
Por otro lado el personaje de Dayri es el de una chica citadina, prima de la joven campirana que decide ir al campo para distraerse del estrés de su vida, allí conoce al personaje de Cap.
Dayri usa pantalones de cuero color negro, una blusa blanca un tanto transparente. Y su cabello lo lleva recogido en una coleta.
El director anuncia la tercera llamada y el telón se abre, el escenario principal es una enorme casa de la cual son dueños los Johnson, un joven alegre y moreno sale a escena. Lleva un pantalón roto, camisa vieja y manchada de lodo y sudor, toma sus herramientas y comienza a trabajar el campo. Luego aparece una joven linda y traviesa, se trata de la única hija de los Johnson; Mary Johnson. Se acerca al joven para saludarlo.
-Buenos días Pedro-
-Buenos días señorita Johnson…- regresa el saludo el joven trabajador.
-¡Oh Pedro! ¿Cuántas veces tendré que repetirte que me llames Mary…?- pregunta un poco indignada.
Y así la historia toma su curso, personaje tras personaje hacen su participación provocando en el público risas y exclamaciones de impacto o asombro. Dayri interpretando a la protagonista de la historia, Bernadette Torrance es la que más sobresale, su personaje cambia y evoluciona conforme avanza la historia, ella de ser una joven citadina caprichosa empieza a amar el campo y a valorar el esfuerzo que realiza cada persona, de odiar a su prima por ser tan alegre poco a poco le agarra cariño hasta que se vuelven inseparables, la relación con sus tíos mejora y sus problemas empiezan a desaparecer.
De no creer en el amor pronto seda cuenta que siente algo profundo por Pedro… y hace lo posible por conquistarlo.
La historia logró causar en el público variadas emociones, en la escena final Bernadette Torrance regresa a la ciudad porque su mamá enfermó y debe ir a cuidarla, pero pronto se da cuenta que allí es su hogar y no puede regresar a casa de sus tíos… su escuela estaba en la ciudad así como sus padres y aunque se entristece acepta que no puede cambiar de opinión.
Pedro con ayuda de Mary viaja a la ciudad para encontrarse con Bernadette…
-Desde hace tiempo eh comenzado a sentir por ti, algo más que atracción… ser tu amigo ya no me es suficiente, sueño con tu sonrisa, sueño con tu dulce aroma, sueño con tu voz. Estar a tu lado me vuelve loco, ¡sueño despierto estando contigo!- decía Pedro bajo la lluvia, miraba a los ojos a la confundida de Bernadette.- Por tu amor… sacrificaría lo que fuera. Te amo demasiado… ¿tienes algo que decir?- preguntó con miedo a no recibir lo que esperaba.
La escenografía final consistía en el exterior de una cafetería con un clima lluvioso.
-Me has dejado sin palabras… realmente no me lo esperaba. Me tienes muy confundida… ¿Cómo estás seguro de que lo que sientes por mí es amor verdadero?- le cuestiono ella. No quería herir a su amigo.
-Porque estando a tu lado no deseo estar con nadie más… porque al mirarte me pierdo en tus bellos ojos cafés, porque estando contigo no me fijo en otras mujeres. Estoy completamente seguro de que me enamore de ti.-
Bernadette camina alejándose de Pedro para colocarse frente al público y observarlos brevemente antes de voltear y responder… de repente Bernadette desapareció y Dayri despertó de su actuación, un par de ojos de un azul profundo se encontraban en primera fila admirándola.
La mirada de Dayri se encontró con la de Henry Doors y perdió el hilo, se distrajo. Cap repitió su línea en espera de hacer reaccionar a Dayri, pero ella no entendía que hacía él en primera fila. Henry percatándose de que ella se distrajo movió los labios diciéndole que debía continuar y se volteó, en eso al perderse el contacto visual Dayri reaccionó y volteó para acercarse a Cap y decir su línea.
-Eres muy dulce… y debo confesarte que últimamente eh sentido lo mismo por ti. No sé si es amor, pero si de algo estoy segura es de que no quiero perderte.- le confiesa ella con la cara húmeda por la lluvia.
Permanecen en silencio un momento, se miran fijamente y lentamente fueron acercando sus rostros para besarse… pero antes de que ocurra se cierra el telón y entonces un estruendo de aplausos suena.
Cap abraza a Dayri para celebrar su triunfo…
-¿Qué te ocurrió hace un momento? ¿Olvidaste la línea?- le pregunta Cap a su amiga.
-No… es sólo que… vino a verme… ¡Olvídalo!- dice finalmente avergonzada por su terrible distracción que casi estropea la obra.
Llegan para hacerles compañía el resto de los actores y el telón vuelve a abrirse para que sean presentados y el público pueda aplaudirles. La gente se pone de pie al verlos.
Todos tomados de la mano hacen una reverencia agradeciendo y mientras estaba agachada Dayri su mirada volvió a encontrarse con la de Henry y él le dirigió una dulce sonrisa y un aplauso.
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